Los científicos creen que encontrarán el desaparecido Planeta 9 de nuestro sistema solar

Desde hace unos años circula la hipótesis de que podría haber un noveno planeta en nuestro sistema solar. Y no, no hablamos del pobre Plutón y la polémica sobre si es un planeta o no.

El Planeta Nueve no tiene nombre, no está confirmado y es desconocido. No hemos sido capaces de detectarlo y ni siquiera estamos seguros de que, si lo viéramos, fuera un planeta. Podría tratarse de un tipo especial de agujero negro, o estar hecho enteramente de materia oscura.

Pero sea lo que sea, si existe, queremos encontrarlo. Explicaría muchos de los extraños comportamientos que los astrónomos detectan en objetos situados más allá de Neptuno, en el cinturón de Kuiper. Y según un nuevo preprint, la forma de encontrarlo podría ser a través de las lunas que podría haber recogido con el tiempo.

La idea de que este hipotético planeta pueda haber atrapado algunas lunas no es particularmente descabellada. La región del espacio en la que creemos que podría encontrarse el Planeta Nueve está parcialmente poblada por cuerpos del tamaño aproximado de Plutón que los investigadores denominan objetos transneptunianos o TNO (Trans-Neptunian Objects). Dado que se calcula que el Planeta Nueve tiene entre cinco y diez veces la masa de la Tierra, es muy probable que haya atrapado algunos TNO en su campo gravitatorio.

Ahora bien, puede parecer que las lunas que recoge un planeta serían aún más difíciles de detectar que el propio planeta. Después de todo, no solo están lejos, sino que son increíblemente pequeñas.

Pero según el preprint, la clave está en algo llamado ‘calentamiento por mareas’.

Las mareas son algo más complejo que la subida y bajada del océano. Son el resultado de la atracción desigual de la gravedad sobre un cuerpo celeste. Cuando dos cuerpos están muy próximos -como un planeta y una luna-, la gravedad de cada uno de ellos tira del otro y lo hace con más fuerza en el punto más cercano.

Esta atracción desigual deforma los cuerpos en forma de balón de fútbol. Cuando los cuerpos se mueven uno alrededor del otro, la orientación de esa deformación también se mueve. Eso significa que todo el cuerpo está cambiando de forma todo el tiempo, lo que genera fricción en el interior del objeto y produce calor.

Y así es como encontraríamos las lunas del Planeta Nueve. Aunque el planeta no emite señales que podamos detectar -ni luz, ni calor, ni sonido-, el calor producido marealmente por esas lunas sería detectable. La detección sería difícil, porque probablemente no se calentarían mucho, pero sería factible.

De momento, esto no es más que una idea. Pero si realmente existe un Planeta Nueve, podría ser prometedor perseguirlo. Después de todo, utilizar la luz de la materia alrededor de objetos oscuros es una parte importante de cómo observamos los agujeros negros.

¿Por qué no un planeta oscuro?