Los días en el pasado duraban 17 horas, no 24.

A casi todo el mundo le faltan horas en el día. Eso a pesar de que, por fortuna, los días ahora duran considerablemente más de lo que duraban cuando nuestro planeta tenía la mitad de tiempo que en el presente.

Un equipo internacional compuesto por investigadores europeos y canadienses ha utilizado rastros geológicos para calcular a qué distancia de nuestro planeta orbitaba la Luna hace 2.460 millones de años. Con ello ha logrado estimar otra variable, determinando que en aquella época los días duraban mucho menos que ahora, unas 17 horas en lugar de 24.

La distancia entre la Tierra y la Luna está fuertemente entrelazada a la longitud de los días en la Tierra. Es de hecho la rotación de la Tierra, por ser más rápida que la Luna al orbitar, que empuja, muy poco a poco a nuestro satélite a órbitas cada vez más lejanas.

Según el estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), hace 2.460 millones de años nuestro satélite se encontraba orbitado 60.000 kilómetros más cerca de nosotros que en el presente. Concretamente, la Luna se encontraría a unos 321.800 kilómetros es esta Tierra arcaica, frente a los 384.300 a los que se encuentra, en promedio, hoy por hoy.

Raras veces pensamos en la influencia que los astros tienen en nuestra vida (al menos los que no somos aficionados a la astrología). Sin embargo, algunos cuerpos celestes tienen mucho que ver en nuestra vida cotidiana o, más bien, como es el caso del Sol y la Luna, en el simple hecho de que estemos vivos.

La Luna es la responsable de que tengamos mareas y es una de las principales fuerzas que afectan a la longitud de los días. Pero su efecto gravitatorio también estabiliza los movimientos del eje de rotación nuestro planeta. Esto permite que el clima de nuestro planeta sea más estable de lo que sería sin satélite.

PABLO MARTÍNEZ-JUAREZ

@mjuarez_pablo