VENUS Y URANO: ROTACIÓN RETRÓGRADA EN EL SISTEMA SOLAR

No todo es perfectamente simétrico dentro del Sistema Solar. Aunque todos los planetas orbiten el Sol en el mismo sentido, cuando hablamos de la rotación sobre sí mismos, la dirección de giro no es uniforme: Venus y Urano rotan en sentido horario, mientras que el resto de planetas lo hacen en sentido antihorario. Aunque no se conoce la causa exacta de este suceso, los expertos plantean varias explicaciones.

Una de las ideas más populares es que, en el caso de Venus, todo sea debido a su atmósfera. La atmósfera de Venus es tan densa que es posible que haya provocado fuertes mareas que, a lo largo de los años, hayan desembocado en un cambio en el sentido de rotación.  De hecho, lo que gira en Venus es, principalmente, su atmósfera, pues el giro de su superficie es casi inapreciable.

Otra posible hipótesis afirma que es posible que un pequeño protoplaneta chocara contra Urano en su proceso de formación, causando un impacto tan fuerte capaz de cambiar su sentido de rotación. Aunque esta idea fue inicialmente planteada solo para Urano, se ha demostrado que sería lógico extenderla a Venus también.

Finalmente, en el año 2001, un equipo de astrónomos del Astronomía et Systemes Dynamiques, en París afirmaron que sería posible que Venus no se girara de golpe, sino que, a lo largo de su desarrollo, su eje se fuera desplazando y moviendo buscando una estabilidad y estableciéndose finalmente en el punto actual. Este resultado fue de gran importancia pues significaría que la rotación retrógrada podría ocurrir en cualquier momento para cualquier planeta.

EL SOL: OTRO SISTEMA GIRATORIO

El movimiento del Sol no es menos interesante que lo que ocurre con los planetas. Y es que, como resultado de aquella primera distribución de masa, el Sol también rota sobre sí mismo. Sin embargo, esta gran esfera de gases lo hace de forma diferente a los planetas: cada una de sus capas rota con una velocidad diferente al resto. Así, en el ecuador, el periodo de rotación solar es de 24 días, mientras que en los polos es de casi 38 días. La razón de que el giro sea diferente en función de la latitud es aún desconocida.