¿Por qué son 7 los días de la semana?
A lo mejor, hemos pensado alguna vez como se han organizado nuestros días de la semana. Podemos pensar que se ha estructurado de una manera lógica a través de un ciclo racional o incluso asociándolos a los siete días de la creación comentados en el ‘Genesis’. Pero nada más lejos de la realidad, el origen de la asociación de los días de la semana es curiosa.
El origen de este sistema en el que todos estamos envueltos se remonta a la tradición y cultura babilónica. Se trata de la primera civilización, que distinguieron cinco de los planetas que configuran nuestro sistema solar, asociando cada uno de ellos a un dios concreto, de tal manera que utilizaron estas nomenclaturas concretas para elaborar el ordenamiento de los días.
Además de estos cinco planetas, dedicaron un día al sol y a la luna. Pero ¿qué motivo pudo haber para que fueran 7 días? Lo más probable es que al igual que la duración de los meses seguramente derivó por la duración de los ciclos lunares, es probable que las semanas se empezaran a contabilizar por la duración que tenía cada fase lunar.
Un ciclo completo denominado mes anomalístico son alrededor de 29,53 días. Por ello si dividimos cada una de las fases lunares su duración aproximada en números enteros son 7 días, ya que cada mes se producen 4 fases distintas menguante, creciente, llena y nueva.
Nombre de los planetas
Para desarrollar este sistema utilizaron estos cinco planetas, además del sol y la luna de manera consecutiva y en una secuencia cíclica. De esta manera se configuro los siete días de la semana, de esta manera se correspondió:
– Lunes: dedicado a la Luna
– Martes: para Marte
– Miércoles: Mercurio
– Jueves: Júpiter
– Viernes : Venus
– Sábado: Saturno
– Domingo: Sol
Posteriormente la civilización romana adoptó este sistema de nomenclatura para referirse a la configuración de los días de la semana. Más tarde, distintas religiones monoteístas reconfiguraron el origen asociado a estos elementos temporales. Dedicando el sábado al «Sabbat», el día que la religión judía lo consagra al descanso, familia y Dios. Por otro lado, el domingo al Día de Dios.
Todas estas formas de nombrar suelen presentarse como conjeturas, y su evolución a lo largo del tiempo ha permitido establecer una ordenación concreta y cíclica.