Divulgar ciencia: dar a conocer lo apasionante que es la vida y todo lo que nos ofrece
Carl Sagan, gran astrofísico y divulgador afirmaba: “Después de todo, cuando estás enamorado, quieres contarlo a todo el mundo. Por eso, la idea de que los científicos no hablen en público de la ciencia me parece aberrante”. La ciencia sin compartir es perder la posibilidad dar a conocer lo apasionante que es la vida y todo lo que nos ofrece.
Divulgar es conseguir hacer fácil lo difícil y para ello es imprescindible formarse en esas habilidades comunicativas que te permitan ser un mago de la palabra escrita y hablada, saber escoger las palabras exactas para transmitir el entusiasmo y la fascinación por la ciencia.
Se hace preciso contar, contar y contar, lo bueno, lo malo, lo positivo, lo negativo y lo neutro como única manera para combatir la circulación de bulos, ‘fake news’, medias verdades, datos no comprobados y afirmaciones alarmistas.
Existe hambre en el público generalista por nutrirse de conocimiento científico. Todos queremos ser capaces de entender más y mejor, de estar al tanto de avances y descubrimientos y poder ponderar el impacto que determinado acontecimiento puede tener en nuestras vidas. Pero para que esto sea así, es fundamental contar con profesionales capaces de trasladar de forma clara y atractiva estos conocimientos a un lenguaje que sea aprehensible por el público que no pertenece a la comunidad científica.
Para ejemplificar estas afirmaciones pensemos en lo que sucede cuando divulgamos ciencia, haciendo accesibles sus maravillas a todos quienes estén interesados. Compartir lo que más apasiona ayuda a descubrir a otras personas lo maravillosa que es la ciencia. Es una forma de inspirar, motivar a las generaciones futuras de que ellos también pueden ser científicos y marcar historia. Probablemente muchos de quienes leen esto recuerden algún artículo, alguna noticia o un documental que les haya causado una profunda impresión en su infancia. Incluso puede que a varios de ellos esa impresión se les haya convertido en una fascinación permanente que finalmente haya desembocado en una carrera en ciencia, una carrera, que inevitablemente termina aportando al saber colectivo que hace progresar nuestras sociedades. Tal es el poder de las palabras a la hora de movilizar el conocimiento y los acontecimientos.
Para terminar, retomo otra vez a Carl Sagan: “Vivimos en una sociedad totalmente dependiente de la ciencia y la tecnología, en la cual prácticamente nadie sabe nada acerca de la ciencia o la tecnología”. Ser divulgador científico es un reto grande, da vértigo, requiere dedicación y esfuerzo, pero con ilusión, disciplina y formación todo se alcanza. De “locos cuerdos” como nosotros depende.