René Laënnec: el médico que inventó el estetoscopio por vergüenza propia
René Laënnec era médico y estaba acostumbrado a tratar con todo tipo de enfermedades. Sin embargo, su condición científica –desarrollada a lo largo de los años en la especialidad de problemas torácicos– no consiguió hacerle superar el enorme pudor que sentía cada vez que tenía que acercar su oído al pecho de las pacientes femeninas para diagnosticar sus patologías.
Nacido en la Bretaña francesa en 1781, este doctor se veía condicionado por la vergüenza –tanto femenina como propia– que su trabajo le hacía pasar cada día.
Un buen día, todo esto cambió de manera casual. Laënnec observó jugar a unos niños una tarde de otoño de 1816: los menores se entretenían en los jardines del Louvre con un trozo de madera al que le daban golpes por un extremo y escuchaban el sonido que producía por el otro lado. La mente se le iluminó y pensó que quizá ese mecanismo tan sencillo podría solucionar sus problemas de pudor.
No tardó mucho en ordenar la construcción de un artilugio hueco de madera de 30 centímetros de largo y cuatro de ancho que en su interior contenía un canal central de tan sólo cinco milímetros. En los laterales de la pieza, dos elementos en forma de embudo conseguirían recoger el sonido proveniente del pecho de las pacientes y conducirlo a través del citado canal hasta el otro embudo, que actuaría como altavoz de las ondas. De esta manera, Laënnec inventó el primer estetoscopio de la historia. Precisamente, su genial iniciativa ha sido la que ha determinado que su nombre se convierta en inmortal en los libros de Medicina.
Conservado en el Museo de Anestesiología Wood Library de Chicago, este novedoso aparato que conseguía un mejor diagnóstico tanto en mujeres como en pacientes obesos obtuvo su nombre de la unión de los términos griegos ‘stethos’ y ‘skopein’, que significan respectivamente ‘pecho’ y ‘observación’. A su uso se le denominó auscultuación, y desde entonces es una de las prácticas médicas más repetidas por doctores y especialistas sanitarios después de que el propio Laënnec difundiera su invento a través de la obra ‘De l’auscultation médiate ou Traité du Diagnostic des Maladies des Poumon et du Coeur’ publicada en 1819.